Este campo se refiere a las actitudes y capacidades
relacionadas con el proceso de construcción de la identidad personal y
de las competencias emocionales y sociales. La comprensión y regulación
de las emociones y la capacidad para establecer relaciones
interpersonales son procesos estrechamente relacionados, en los cuales
las niñas y los niños logran un dominio gradual como parte de su
desarrollo personal y social.
Los procesos de construcción de la
identidad, desarrollo afectivo y de socialización se inician en la
familia. Al respecto, las investigaciones actuales han demostrado que
las niñas y los niños desde edad temprana desarrollan la capacidad para
percibir e interpretar las intenciones, los estados emocionales de los
otros y actuar en consecuencia; es decir, en un marco de interacciones y
relaciones sociales; transitan, por ejemplo, de llorar
cuando sienten una necesidad que los adultos interpretan y satisfacen, a
aprender a expresar de diversas maneras lo que sienten y desean.
El lenguaje juega un papel importante en estos procesos,
porque la progresión en su dominio por parte de los pequeños les
permite construir representaciones mentales, expresar y dar nombre a lo
que perciben, sienten y captan de los demás, así como a lo que los otros
esperan de ellos.
La construcción de la identidad personal en las
niñas y los niños implica la formación del autoconcepto (idea que están
desarrollando sobre sí mismos, en relación con sus características
físicas, sus cualidades y limitaciones, el reconocimiento de su imagen y
de su cuerpo) y la autoestima (reconocimiento y valoración de sus
propias
características y de sus capacidades), sobre todo cuando
tienen la oportunidad de experimentar satisfacción al realizar una tarea
que les representa desafíos. En este proceso están empezando a entender
cosas que los hacen únicos, a reconocerse a sí mismos por sus rasgos
físicos y las características que los hacen especiales, a entender
algunos aspectos relacionados con el género que distingue a mujeres y
hombres, como las características físicas, la apariencia o el
comportamiento, pero también las que los hacen semejantes; a compararse
con otros, a explorar y conocer su propia cultura y la de otros; a
expresar ideas sobre sí mismos y escuchar las de otros; a identificar
diferentes formas de trabajar y jugar en situaciones de interacción con
sus pares y adultos, y también a aprender formas de comportamiento y de
relación.
En la edad preescolar, las niñas y los niños han logrado
un amplio e intenso repertorio emocional que les permite identificar en
los demás y en ellos mismos diferentes estados emocionales ira,
vergüenza, tristeza, felicidad, temor, y desarrollan paulatinamente la
capacidad emocional para funcionar de manera más autónoma en la
integración de su pensamiento, sus reacciones y sus sentimientos.
https://www.conocimientosweb.net/dcmt/ficha2178.html
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